De transcendencia histórica, la
famosa frase que nos exhortaba a no
manchar aquel hermoso juego que sirve para inculcar en los primeros años de
nuestras vidas valores como la solidaridad
y el trabajo en equipo, se ve mancillada desde hace tiempo. Incluso desde antes de aquella despedida de Diego
Armando Maradona.
Cierto es, que rara vez tiene que ver
lo que pasa adentro de una cancha o quienes llevan puesto los cortos, los que
manchan una y otra vez no solo la pelota,
sino también el fútbol, y todas las instituciones de la sociedad civil. Habrá
que buscar por otro lado.
Innegable, a esta altura del partido,
la vinculación entre las barras bravas y el poder político que ha visto, desde
hace años ya, a estas “organizaciones”
como herramientas inmejorables para la preparación de fuerzas de choque
dispuestas a defender sus negocios e intereses a través de la violencia sin
importar siquiera la vida de aquel que podría ser nuestro vecino.
Este entendimiento de la disputa de
las instituciones a través de la violencia lleva una y otra vez, no solo a
manchar, sino definitivamente a negar los procesos democráticos que como
sociedad venimos construyendo desde hace 31 años.
De esto no puede hacer oídos sordos
la dirigencia política que gobierna desde hace más de 27 años nuestra provincia
y hace casi 20 nuestro municipio. Conocidos son los casos en que estas bandas
amedrentaron a trabajadores municipales que protestaban por despidos hace algunos años atrás, así como se los
puede ver en los actos políticos, pegando afiches o “custodiando” escuelas los
días de comicios.
Ayer por la tarde, nuevamente, se hizo tristemente palpable esta realidad en
nuestro distrito. La disputa al interior de la barra del Club de nuestra Ciudad
dejo una víctima fatal.
Vale remarcar, que este, se suma a un
sinfín de casos donde las disputas internas de una barrabrava, dejan
irremediables pérdidas y que no solo ocurren en el ascenso.
La impunidad con la que estos
sectores abren una balacera en plena vía pública, la impunidad con la que
cuentan sus titiriteros políticos, la impunidad con la que zafan de
investigaciones judiciales serias, y sobre todo la impunidad con la que se
lavan las manos las autoridades municipales, provinciales y nacionales,
responsables de velar por la armonía y felicidad del pueblo son las que
mancharon, manchan y mancharan la pelota, el fútbol y todas las instituciones de la vida
democrática donde impongan la lógica de la violencia por sobre la del dialogo y
el consenso.
La impunidad de estas bandas, la
complicidad de los que gobiernan, marcaron ayer la más triste de las postales,
tiros, corridas, sangre en el asfalto y los vecinos escondidos en sus casas,
esperando que pase el vendaval de violencia. Y este vendaval no es consecuencia
del clima, este vendaval puede ser y debe ser erradicado.
Nahuel Segovia
Andrea Vanuffelen
Bloque Libres del Sur – UNEN